martes, 20 de septiembre de 2011
Ciencia à la Paz
Avance. Manjar aclamado por el pueblo mexicano, indispensable e imprescindible, sacia su lujuria intelectual; pero si éstos rozan su intimidad, ponen en tela de juicio su necesaria presencia en este mundo, los destituyen y arrebatan su dorada corona como eternos reyes del planeta, se ven amargamente traicionados, ofendidos por la misma humanidad. La ciencia cuestiona sus creencias, responde a Dios como el hijo malcriado que se rebela ante sus padres, como el animal que muerde la mano que lo alimenta. El hombre mexicano no perdona la traición.
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