sábado, 29 de octubre de 2011

¿Biología + Ingeniería? Si, en alimentos.


Bien sabido es que en años recientes, la biología ha estado trabajando en conjunto con las ingenierías para crear nuevas tecnologías útiles para el hombre y sus al rededores (un ejemplo es la utilización de un plasmodio que, al reaccionar a estímulos de su medio como luz blanca y mediante un sistema extremadamente tedioso y revoltoso de informática y programación, hace que un robot se mueva al compás de sus respuestas); una de estas ciencias en las que la biología y la ingeniería comparten territorio es una de la cual dependemos absolutamente todos los días sin siquiera darnos cuenta: La ingeniería en alimentos.

Se trata de la rama de la ingeniería encargada de optimizar productos alimenticios tanto en aspectos organolépticos como nutricionales y de conservación; esta rama se apoya en ciencias naturales, sea la química, biología y derivados como la bioquímica y microbiología entre muchas otras. Por esto mismo es que cabe mencionar la importancia de estas ciencias para la ingeniería en alimentos, pues de no tener conocimiento alguno de ellas, no se conocería a los microorganismos necesarios para la realización de ciertos productos o aditivos, su comportamiento, estructura, función ni composición y mucho menos cómo es que se llevan a cabo dichos procesos metabólicos.

Erradamente se piensa que esta rama se trata de algo relativamente nuevo, pero la verdad es que la ingeniería en alimentos ha existido desde tiempos muy remotos, que aunque de manera muy primitiva, ha mostrado ser muy eficaz, principalmente empleando la fermentación para  producción de vinos, quesos y hasta conservas. O sea que hasta los antiguos griegos eran todos unos ingenieros en alimentos y ellos ni en cuenta.

Si bien existe una gran cantidad de procesos para llegar a estos  fines, hablaremos de los objetivos mediante los cuales se realizan estas modificaciones a los alimentos.
  • Desde el punto de vista comercial: Existen métodos bioquímicos para hacer que los alimentos sean más atractivos, como la creación de colorantes aparentemente inofensivos para aquel que los consume y adición de estos mismos a los alimentos a consumir, así como la fermentación de materias primas sólidas para dar como resultado aromas característicos de cada alimento, mismos que pueden ser modificados químicamente, tal es el caso de la adición de microbios al maíz del pozole, enzimas al cuaje del queso, entre otros.
  • Desde el punto de vista nutricional: Hasta un niño de primaria sabe que es necesario consumir una cantidad equilibrada de alimentos que contengan los 3 grupos alimenticios, así como vitaminas y minerales que son imposibles de crear por el organismo, pero que sin embargo son de suma importancia para él  -bueno, eso no lo saben pero si que es necesario comer "de todo"-. Por esto mismo es que ingenieros se dan a la tarea de proporcionarle a los alimentos la cantidad adecuada de estos compuestos, ya sea a la hora de crear un producto nuevo como un dulce (para así incrementar su valor nutricional, dado que los dulces son etiquetados lógicamente como “comida chatarra”, además de evitar patologías por avitaminosis como el escorbuto o la baja coagulación sanguínea) o hasta la modificación de plantas y animales mediante la ingeniería genética.
Como se pueden dar cuenta, mis estimados lectores, la frontera entre las ciencias biológicas y la de las ingenierías va adelgazando tan rápido como cuando alguien ingiere huevos de áscaris; lo cual en realidad no es nada malo,  pues son avances que nos ayudan en la vida cotidiana.

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